Manuel Díaz de Terán Fernández.
Manuel Díaz de Terán Rodríguez, su esposa Mercedes Fernández García y sus hijos Dolores, José y Manuel, a
finales del siglo XIX, se trasladan de Sevilla a Zafra, aproximadamente en 1883
montando un pequeño establecimiento para vender maderas. Como el negocio fue
próspero, decidió montar también una pequeña fundición de hierro.
En 1914 Manuel Díaz de Terán se ausenta. Años después el Gobierno de la nación le concede la Medalla al Trabajo, parece ser que la merecía. A la cabeza visible de la empresa le revela su hijo José Díaz de Terán Fernández. Junto a éste le acompaña su hermano Manuel y más tarde su sobrino Antonio Vicente Díaz de Terán.
En el año 1903 compraron un terreno al
ayuntamiento, conocido como Campo de Sevilla donde se estableció la fábrica, en un antiguo almacén de corchos, propiedad de Don José Roger.
En 1911, Manuel Díaz de Terán
Rodríguez decide repartir la empresa entre sus hijos para poder retirarse y dos
de ellos Manuel y José continúan con la empresa.En 1914 Manuel Díaz de Terán se ausenta. Años después el Gobierno de la nación le concede la Medalla al Trabajo, parece ser que la merecía. A la cabeza visible de la empresa le revela su hijo José Díaz de Terán Fernández. Junto a éste le acompaña su hermano Manuel y más tarde su sobrino Antonio Vicente Díaz de Terán.
La empresa de Díaz de Terán fue adquiriendo fama como fundición y comenzó
la fabricación de maquinarias para distintos usos. En los difíciles años de
guerra que siguieron al golpe de estado del fascismo en España, la fabricación
fue creciendo debido a la escasez de maquinaria y en los primeros años del
franquismo, se inicia la construcción del primer motor Diter, aproximadamente
en 1940, pero no es hasta 1949 cuando se consigue el motor con patentes
propias.
La intensa lucha de supervivencia y la gran visión de Don
Manuel Díaz de Terán lo llevan a la fundación de la empresa que recibía sus
apellidos en el año 1883. Al parecer, Manuel Díaz de Terán llegó a Zafra desde
Sevilla en la segunda mitad del siglo XIX huyendo de las tropas de la reina
Isabel II.
Manuel y su humilde familia, una vez asentados en la
pequeña localidad (pequeña porque por aquel entonces contaba con unos 5.000
habitantes) y buscando el pan para sus hijos montó un negocio dedicado a la
venta de maderas. Conforme pasaban los años, nuestro protagonista observaba
como el negocio iba en auge y las ganancias en aumento, lo que le llevó a
lanzarse a la aventura y, a pesar de los difíciles tiempos que atravesaba el
país, amplió su negocio con una fundición de hierro, germen de lo que hoy es
DEUTZ SPAIN.
En sus primeros años aquella fundición no iba mal, de tal
forma que fue adquiriendo fama. Según reflejan documentos históricos, fue de
vital importancia la ayuda que Díaz de Terán recibió por parte de un religioso,
al cual se le atribuye la fundación del Convento de ‘El Rosario'. Al parecer,
este señor realizó un elevado número de encargos.
La palabra DEUTZ DITER es una palabra famosa en el
mundo del motor y tiene su origen en el apellido Díaz de Terán, pues se trata de
la unión de las dos primeras sílabas de cada vocablo. También es el apellido
del señor que puso en marcha la factoría segedana.
Tal vez por aquellos entonces Díaz de Terán no era
consciente de la repercusión que tendría aquella pequeña fundición de herraduras
de caballería y rejas de ventana. Todo lo que se hacía seguía un proceso
artesanal y manual y el trabajo no era fácil, pero poco a poco y sorteando los
baches inevitables, la empresa fue tomando forma y adquiriendo fama como
fundición, hasta tal punto que antes de la Guerra Civil Española, comenzó a
fabricar todo tipo de maquinaria destinadas a todo tipo de actividades, pero
principalmente centrándose en la agricultura, una de las actividades
predominantes del momento. Destacan de esta época la fabricación de bombas de
trasiego de líquido, tornos, hornos panificadores, norias para la extracción de
agua, las prensas de vino,… elementos de los que aún quedan restos a lo largo
de la comarca extremeña. 60 años después algunas huertas siguen regando
con norias en las que aún puede verse la inscripción: TERAN.
Con el estallido de la Guerra Civil, los talleres se
emplearon en la elaboración de elementos bélicos, mientras tanto el negocio
seguía manteniendo su línea de crecimiento y la plantilla no dejaba de aumentar.
A pesar de las dificultades de este periodo histórico, Díaz de Terán supo ver
una opción de despegue en un periodo de complejidad, es que la escasez de
maquinaria llevó a Díaz de Terán a embocarse en su fabricación.
Fundadores de la Diter
La empresa Diter en la antigüedad
Foto del personal que había en la Diter antes del año 1936
Anuncio del motor diésel
Presentación del motor LK-10.000
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